Por Erick Ordoñez Capuano
Las políticas educativas en
América Latina y el mundo, en estas últimas décadas del siglo XX y a principios
del siglo XXI, se están experimentando como un fenómeno consustancial al Capitalismo,
denominado como la globalización. Este concepto define una serie de cambios y
transformaciones de carácter político, cultural, social, económico y
tecnológico, que influyen en la vida de nuestras naciones. Detrás de este
conjunto de dinámicas, medidas y acciones hay una filosofía de fondo que mueve
todo esto, a la cual se le denomina el neoliberalismo (Oscco, et al 2019). Para
Harvey (2007), el neoliberalismo es una teoría de prácticas tanto políticas
como económicas, para la cual la mejor forma de lograr el bienestar humano es
permitir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades
empresariales del individuo dentro de un marco institucional, creado y
preservado por el Estado, caracterizado por derechos de propiedad privada
fuertes, mercados libres y libertad de comercio (Castelao-Huerta, 2021). El
neoliberalismo en educación, como sostiene Brunner y Uribe (2007), gira en
torno a cinco líneas que actúan simultáneamente como políticas educativas en el
mundo: a) descentralización, b) privatización, c) control o reorientación del
currículo, d) credencialismo y e) promoción de líneas discursivas entorno al
individualismo, psicologismo, naturalismos e innatismo (Oscco, et al 2019). El
neoliberalismo en educación toma estructura en el “Consenso de Washington en
Educación se presenta como el conjunto de características comunes a las
reformas propuestas por los neoliberales a la educación de Latinoamérica, la
crisis se la identifica como crisis de “eficiencia, eficacia y productividad”,
a lo que se suma una “crisis gerencial”, y juntas serían la muestra de que “el
Estado es incapaz de brindar calidad educativa” porque la masificación para
universalizar la educación trajo también la caída de la libertad. La solución
está entonces en la “competencia” para la que se requieren la descentralización
y la privatización que lleva a la gente a “invertir en la educación de sus
hijos” (Gentili 1998, citado en Isch y Zambrano,2020). Este pensamiento
neoliberal se mantiene vigente en todos los países de latinoamérica, desde
principio de los 80 y se han sustentado en un reduccionismo
técnico-economicista, actualmente, como parte del discurso neoliberal se
produce una instrumentalización del currículum, que guiada por un pensamiento
mercantilista (Pinar, 2014) centra sus exigencias en los resultados, predomina la idea de que todos lo sujetos
parten de una misma base y los ganadores triunfan porque tienen una mayor
capacidad de gestionar su propia trayectoria, son mejores empresarios de sí
mismos (Furlan y Rios, 2017). Sin embargo, dadas las consecuencias desde su
nacimiento en diferentes sectores de la población, el discurso neoliberal ha
tenido como consecuencias la reconversión y flexibilización del financiamiento,
el recorte a la educación pública, el no cumplimiento de leyes, la
precarización laboral y las restricciones de acceso a la educación, la
descentralización del sistema de educación, la implementación de sistemas de
evaluación del desempeño, la mercantilización del desempeño docente, la pedagogía al servicio del estado, actos de
corrupción y el impulso a la expansión de las escuelas privadas, manteniendo un
modelo educativo deseado por los sectores conservadores de la sociedad
(Castelao-Huerta, 2021).
Las resistencias y propuestas
de cambio o de proyecto educativo se ha evidenciado por diferentes movimientos
sociales, autores, docentes, colectivos y escritores, los cuales forman un
vinculo con las necesidades de estos sectores que han resentido más al
neoliberalismo. Si partimos de que el currículo legitima las estructuras
sociales, económicas, políticas y culturales hegemónicas y, por supuesto, las
desigualdades materiales y simbólicas que las constituyen, la narrativa de la
Justicia Social es un tema recurrente en el curriculum latinoamericano, es un
pilar que se abre camino en un contexto neoliberal. Para Nncy Fraser (2006,
2008 citada en Plá) considera que no hay justicia social si no hay redistribución (aspectos económicos),
reconocimiento (temas culturales) y representación (ámbitos políticos), que
permitan una paridad participativa de los diferentes individuos o grupos
sociales. Y que, para alcanzar estos tres elementos, comúnmente se han tomado
dos estrategias; las de afirmación y las de transformación. Las primeras
intentan reparar la injusticia intenta corregir los resultados desiguales de
los acuerdos sociales sin tocar las estructuras sociales subyacentes que lo
generan. En cambio, las estrategias de transformación aspiran a corregir los
resultados injustos reestructurando el marco generador subyacente.
Referencias
Castelao-Huerta, I (2021)
Investigaciones sobre los efectos de la neoliberalización de la educación
superior pública en América Latina. Educação e Pesquisa, vol. 47. Recuperado de
https://www.redalyc.org/journal/298/29866573004/html/#B111
Furlán, A. & Rios, J. U.
(2017). Theorizing the
Curriculum. Transnational Curriculum Inquiry 14 (1-2) Recuperado de
http://nitinat.library.ubc.ca/ojs/index.php/tci <access date>
Isch, L & Zambrano, A
(2020). El currículum en tiempos de neoliberalismo. La denominación
internacional en la educación ecuatoriana. Anales de la Universidad Central del
Ecuador. Recuperado de https://revistadigital.uce.edu.ec/index.php/anales/article/view/2555/2862
Oscco, R; Chico, C; Gálvez, E;
Flores, W, Coveñas, J y Gallardo, C (2019). Análisis crítico de las reformas
educativas emprendidas desde 1990 en
docentes investigadores de Lima Metropolitana. Recuperado de http://www.scielo.org.pe/pdf/pyr/v7n1/a05v7n1.pdf
Plá, S., (2016). “Currículo,
historia y justicia social. Estudio comparativo en América Latina”. Revista
Colombiana de Educación, (71), 53-77
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